Sam Bradford, el renacido

En la NFL, un trade puede alterar el curso de dos franquicias para siempre, ya sea para bien o para mal, Howie Roseman cambió el destino de dos equipos y a causa de ello, este domingo Carson Wentz y Sam Bradford se reunirán en el campo, esta vez como enemigos.

A lo largo de la historia tenemos trades muy significativos: Steve Young de los Buccaneers a 49ers, Marshall Faulk de los Colts a Rams, John Elway de los Colts a Broncos, Brett Favre de los Falcons a Packers y claro, Herschel Walker de los Cowboys a Vikings, un trade que redituó en una dinastía.

Luego de la lesión de Teddy Bridgewater, que lo marginó de la temporada 2016, los Vikings necesitaban de manera urgente un quarterback que salvara su temporada y pudiera contribuir para alcanzar el Super Bowl. Con el novato Carson Wentz habiéndose ganado la confianza del staff de los Eagles, Sam Bradford se volvió un elemento prescindible. El General Manager de los Eagles, Howie Roseman recuperó de manera audaz la primera ronda del 2017, invertida en Wentz con los Browns, a través del traspaso de Bradford a los Vikings.

Dos meses después, todos parecen contentos con aquel movimiento, los Eagles pusieron a Wentz en el campo y de inmediato respondió con resultados, llevando a su equipo a la marca actual de 3-2; por su parte Bradford ha sido fundamental para el funcionamiento de los Vikings, el único equipo invicto en la NFL con marca de 5-0.

En lo individual, Sam Bradford ha tenido un buen desempeño, un tanto conservador en su juego pero bastante efectivo con 990 yardas, 88 pases completos en 125 intentos, un porcentaje de 70.4, el más alto de la temporada para un QB con al menos 4 juegos disputados. Por último, presenta 6 pases de anotación sin intercepciones.

Luego de ser la primera selección global en 2010, Bradford fue apagando su estrella de “mariscal franquicia” poco a poco, debido por un lado sus lesiones y por otro a los malos e inestables equipos a los que llegó. La etiqueta de “bust” comenzó a rondar su nombre, pero en la vida las tragedias presentan un área de oportunidad. La caída de Teddy Bridgewater ha puesto nuevamente en el mapa al mariscal de Oklahoma, a quien ya dábamos por perdido.

Por supuesto que la ofensiva de los Vikings aun tiene muchas cosas que mejorar. También han perdido por lesión al tackle izquierdo Matt Kalil y al corredor estrella Adrian Peterson. Como resultado, Minnesota es el peor equipo en el juego terrestre, con apenas 353 yardas totales y un promedio de 70.6 yardas por partido.

Afortunadamente, la ofensiva de Sam Bradford ha podido equilibrar la falta de juego terrestre con el cuidado del balón, área en la que presentan una admirable estadística de apenas una pérdida de balón en la temporada, con un diferencial de +11, el mejor equipo en dicho rubro hasta el momento.

En conclusión, este equipo ofensivamente tiene mucho que mejorar, pero la eficiencia de Sam Bradford será parte fundamental de las aspiraciones del equipo. No hay que olvidar que, hace un par de meses, Bradford tenía un playbook completamente distinto y seguramente esta semana de descanso le ayudó a mejorar la química con sus receptores.

La próxima prueba para el número 8 de los de púrpura es enfrentar a su ex equipo, los Eagles, en duelo que conlleva también el encuentro entre “el novato” y “el veterano desplazado”.

Es temprano aún para hablar de la continuidad de Bradford en Minnesota para el próximo año, pero hemos visto titulares mejor afianzados que Bridgewater perder su empleo por lesión, por lo que estaremos muy atentos a su temporada y al destino de las aspiraciones de los Vikings al Super Bowl,

¿Por qué no imaginarlo? Sam Bradford podría ser el nuevo Jim Plunkett que lleve a los Vikings a la gloria y a obtener su primer Lombardi.

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