Arizona: así disfrutamos una sede totalmente a la altura del Super Bowl LVII

Albergar un evento del tamaño del Super Bowl LVII en la ciudad no es poca cosa, significa que se recibirá a gente de todo Estados Unidos y de todo el mundo. La infraestructura debe ser suficiente y eficiente. Para Phoenix esto no fue ninguna novedad y salió avante sin ningún problema en el que actualmente significa el mayor evento del deporte estadounidense.

El circo de la NFL trasladó sus carpas, sus colores y sus personalidades desde Las Vegas hasta Phoenix, ya que justo un fin de semana antes del partido se llevaron a cabo los Pro Bowl Games. Menos de 500 kilómetros separan ambas ciudades, algunos manejaron alrededor de cinco horas y otros tomaron un muy corto vuelo.

El paisaje es en su mayoría en tonos beige, a tono con la arena del desierto, pero los atardeceres son lo mejor: tonos azules, rosas, violeta, anaranjados y rojos en diferentes tonos se asoman antes de la puesta del sol. Es justo en esos colores que estuvo inspirado el diseño gráfico del Super Bowl, que con carteles del tamaño de edificios completos, daba la bienvenida a los visitantes y hacía evidente la presencia de la NFL en la ciudad.

Se trata de una metrópolis situada en medio del desierto, sus paisajes son áridos y rocosos, los cactus parecen salidos de una caricatura, antropomórficos y de gran estatura. Phoenix se complementa, principalmente, con Tempe, Scottsdale y Glendale para albergar a los que los visitamos desde una semana antes del gran evento y en menor medida por Mesa, Gilbert y Chandler.

Todos estos condados en realidad forman parte de una misma área metropolitana, así que los viajes más largos fueron de menos de 40 kilómetros: estoy hablando específicamente del traslado de Tempe, donde estaba ubicado el hotel donde se concentraban los Eagles, hasta Glendale, donde está ubicado el State Farm Stadium que tomaba aproximadamente media hora. Las distancias son relativamente cortas y rápidas de recorrer.

El centro de la ciudad de Phoenix se convirtió en el centro de operaciones de la NFL, por tener en él un Centro de Convenciones muy grande compuesto por varios edificios de múltiples pisos, además de hoteles y restaurantes. Una zona que lo ofrecía todo a una distancia que se podía recorrer caminando; incluso el Footprint Center, la arena donde juegan los Suns de la NBA y el Chase Field, casa de los Diamondbacks de la MLB. Al concentrar toda esta actividad, los lugares de estacionamiento y transporte público son más que suficientes para manejar a la gran cantidad de elementos de la prensa que invadimos esas calles durante toda la semana.

 

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Sin ser una zona que atraiga turismo por montones por sí misma, fue una ciudad muy eficiente para ser sede de un Super Bowl, generando un impacto económico que se estima que habrá sido superior a los 600 millones de dólares.

¿Qué te pareció la organización y la sede del Super Bowl LVII? Te leemos en los comentarios bajo este artículo y en nuestras redes sociales.

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