Los Commanders arrancaron con problemas de ejecución

El día de hoy comenzó la nueva era del equipo de Washington: ahora son los Commanders. El problema es que el arranque de esta nueva era sirve de recuerdo de una triste verdad: en el fondo, van a padecer de los mismos problemas que tuvieron en su momento los Redskins o el Washington Football Team.

Desde que Daniel Snyder compró al equipo en 1999, la franquicia se ha vuelto sinónimo de malos manejos, pésima toma de decisiones y poco a poco se han ido desconectando de los aficionados. Todo eso volvió a ser evidente en la presentación del nuevo nombre.

Hoy se hizo oficial (porque el nombre se había filtrado desde hace ya un par de semanas) que el nombre del equipo será Commanders, y el anuncio fue, por decirlo de la mejor manera, desangelado.

One legacy. One unified future.

We are the Washington Commanders #TakeCommand pic.twitter.com/Eav9NOV5Mm

— Washington Commanders (@Commanders) February 2, 2022

El video tiene sentido porque la intención es conectar el pasado con el presente para establecer un futuro, y el cerrar con Jonathan Allen, Chase Young y Terry McLaurin diciendo “We are Commanders” sirve para abrir esa puerta. El problema es que ahí termina la parte interesante de todo esto.

Es más, les voy a ser sincero: después de ver la presentación del equipo y los posts de redes sociales, lo que menos me molestó es que se llamen Commanders. Todo lo que envolvió esta presentación es lo que me genera la molestia.

Problemas de arranque para los Commanders

El equipo anunció su nuevo nombre en un programa de televisión que se realiza en New York y la sorpresa fue todavía menor porque las cuentas de redes sociales se cambiaron a “Washington Commanders” unos minutos antes del anuncio oficial.

Ahora, está el tema de los uniformes. Personalmente no tengo muchos problemas con el uniforme de local (que preserva los colores del equipo) o con el alternativo (que es todo en negro y es el que utiliza algunos símbolos militares). El que definitivamente no funciona es el blanco, que se ve como algo que usaría un equipo de la XFL o la AAF (donde, por cierto, había unos Commanders).

The future of Washington football is here #TakeCommand pic.twitter.com/MwkCLTkVAA

— Washington Commanders (@Commanders) February 2, 2022

Luego vienen la muestra más clara de la desconexión total que tiene Daniel Snyder y su gente con lo que pasa en la NFL: el “escudo de armas”. Este elemento, que están presumiendo como algo “único en la NFL”, es un pequeño homenaje a la afición que hay en Washington D.C. por el fútbol soccer y las estrellas en sus escudos. En este caso, su escudo usa elementos de la historia de la franquicia: 1932 (la fecha cuando fue fundada), la frase “Washington Football” (para reconocer la existencia del Washington Football Team), las estrellas de la bandera de Washington D.C. y el punto más triste de todo esto: las “fechas de los campeonatos”:

New name, new marks pic.twitter.com/KxN5pWg4X1

— Washington Commanders (@Commanders) February 2, 2022

Sí, el equipo ganó campeonatos en 1937 y 1942 como parte de la vieja NFL, pero las otras tres fechas, que ya corresponden a la era del Super Bowl, tienen un detalle: están marcando el año en que se jugó el Super Bowl, no la temporada en que fueron campeones. Ejemplo simple: Washington ganó su campeonato más reciente en la temporada de 1991, pero el Super Bowl se jugó en enero de 1992. Oficialmente el campeonato de Washington es de 1991, pero el escudo dice 1992 para referenciar la fecha en que se jugó el Super Bowl.

Eso no se hace así. Los equipos más famosos, como los Bears del 85 o los Dolphins del 72 hacen referencia al año en que se jugó la temporada, no al momento específico en que se jugó el Super Bowl. Bajo la lógica del equipo de diseño, los Bears deberían hablar del equipo de 1986 o los Dolphins de la edición de 1973.

¿Qué viene para los Commanders?

Después de un arranque tan desangelado, lo único que queda es tratar de borrar ese mal inicio con resultados en el terreno de juego. Ahora es el turno de Ron Rivera y su staff de hacer que las cosas se corrijan. Las victorias harán que la gente olvide los problemas ocurridos en esta presentación (excepto el escudo de armas) y ayudarán a hacer más sencilla la transición.

Por ahora, solo queda lamentarse por las oportunidades perdidas en este proceso y esperar que en el futuro las cosas puedan cambiar.

Esta es, a grandes rasgos, mi opinión sobre el nuevo nombre del equipo de Washington. Si quieren escucharme hablar del tema por más de una hora, pueden revisar el episodio más reciente de mi podcast “Somos Washington”. Obviamente me interesa saber su opinión, así que espero sus comentarios en este post o en las redes sociales de Primero y Diez.