Nunca es tarde para cambiar, Washington
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Por Eugenia Ruiz @EugeniaR_
Nunca es tarde para cambiar. Y menos si es para bien.
La semana pasada Dan Snyder parece que por fin cedió a la presión que tenía desde que tomó las riendas de los Washington Redskins. Tras la petición de algunos de los principales patrocinadores del equipo, todo apunta a que el cambio es inminente para los Redskins y sus días con ese nombre están contados.
Aunque existe un debate entre si el origen de los Redskins es realmente un homenaje o solo la forma de usar el término con una connotación peyorativa, quienes defienden el nombre Redskins argumentan que toda esta controversia (al menos la reciente) es liderada por grupos que ni siquiera representan a la población nativo-americana y que incluso la mayoría de esta población está de acuerdo con el nombre.
Sin embargo, se les olvida que esto no es algo reciente. La presión por parte de diversos grupos nativo-americanos directamente sobre este asunto se remonta a 1972 cuando una delegación de líderes nativo-americanos se reunió con el entonces presidente del equipo, Edward Bennettt Williams, para pedir que cambiaran el nombre del equipo.
Posteriormente, en los noventa, el tema volvió a retomar fuerza cuando Suzan Harjo, una férrea opositora al término, y seis nativo-americanos presentaron una demanda que pedía la revocación de seis marcas del equipo, debido a la connotación negativa del término Redskins.
Dan Snyder tuvo la oportunidad de terminar con esta controversia cuando se convirtió en propietario del equipo de Washington en 1999. Sin embargo, no solo hizo caso omiso a un tema que estaba sobre la mesa desde los setenta, sino que en 2013 afirmó “nunca cambiaremos el nombre. Es así de sencillo. NUNCA” durante una entrevista con USA Today.
Snyder pudo haber tratado el tema con más seriedad o al menos con la seriedad que se merece. Si bien el equipo hace diversas donaciones a las comunidades nativo-americanas, nunca abordó el tema desde la perspectiva correcta. ¿Se ha reunido con las tribus y organizaciones que llevan años impulsando la petición para el cambio del nombre? Si lo ha hecho, no hay más pruebas que su propia palabra.
Es cierto, cambiar el nombre de este equipo no resuelve el problema sistemático del racismo en Estados Unidos, ni es la solución a algo que tiene raíces más profundas y mucho más allá del deporte. Sin embargo, para el equipo puede significar un nuevo comienzo que le permita dejar de cargar con una historia que acarrea demasiado racismo, y no solo en términos de la comunidad nativo-americana: esta fue la última franquicia de la NFL en permitir que jugadores negros formaran parte de su plantilla y solo lo hizo por presión externa, además de que, cuando por fin lo hizo, hasta el Ku Klux Klan protestó contra esto.
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