A un año de la lesión de Alex Smith los Redskins son un caos
El lamentable 2019
La lesión de Alex Smith dejó en claro que su futuro en la NFL era incierto, y aunque en un principio el equipo dejó abierta la puerta para un regreso en 2019, la realidad es que todos sabían que eso era imposible. Durante el offseason Smith se tuvo que someter a más de media docena de cirugías en la pierna, y por momentos corrió el riesgo de perder la extremidad por complicaciones en las primeras intervenciones.
Así llegó Case Keenum, QB que venía de un mal año en Denver, vía agencia libre. Además, los Redskins decidieron usar su selección de primera ronda en Dwayne Haskins, el quarterback de Ohio State que llegaba como un gran prospecto a la NFL pero con muy poca experiencia en la NCAA. El plan parecía lógico: Keenum se haría cargo de la ofensiva esta temporada en lo que Haskins aprendía desde la banca.
Con lo que nadie contaba es que este equipo estaba a punto de hacer implosión.
Los Redskins comenzaron bien en la semana 1, llevándose una ventaja sobre los Eagles al medio tiempo, pero en la segunda mitad les dieron la vuelta. Así se fueron sumando derrotas hasta que lograron ganar su primer partido del año ante los Dolphins, un equipo que estaba involucrado en un supuesto intento de tanking. Y Washington ganó ese partido por un punto.
En estos momentos Dwayne Haskins ya es el titular del equipo, que marcha con marca de 1-9 en la temporada como el peor cuadro de la Conferencia Nacional y solamente arriba de los Cincinnati Bengals (0-10) en la NFL.
A la ofensiva los Redskins son últimos de la liga en yardas por pase, puntos anotados y en primeros y diez obtenidos. Y en su derrota ante los Jets de esta semana 11 el gran logro fue haber anotado dos touchdowns tras pasar 16 cuartos sin conseguir anotaciones de seis puntos.
Todo esto deja evidencia de algo que tal vez nadie había notado: Alex Smith estaba haciendo maravillas en Washington.
El legado de Alex Smith
En una excelente pieza escrita por Les Carpenter para el Washington Post, se describe el trabajo de Smith como QB de los Redskins, como la pieza que hacía que las cosas funcionaran.
“Nunca iba a tomar un sack en tercer down” dijo Nick Sundberg, centro del equipo, al hablar de Smith. “Es tercera y tres, vas a conseguir el primer down o va a lanzar el balón hacia afuera o algo así. Nunca vamos a perder yardas. Eso da mucha confianza al equipo de despeje.”
“O a la unidad de gol de campo. Él convertía un intento de gol de campo de 40 yardas en uno de 33 yardas. Con él bajo centro, nunca estabas fuera.” añadió Dustin Hopkins, pateador del equipo.
Y todos esos detalles se han ido revelando con el tiempo. En los nueve partidos de Smith Washington encontró la manera de ganar la mayoría y daba la impresión de que no se cometían demasiados errores costosos. Otra vez, su marca era 6-3.
Desde que Smith se lesionó los Redskins tienen marca de 2-15. Y por cómo van las cosas no vendrán muchas victorias más en el año. Podrían terminar 1-15 la temporada, lo que pondría la marca post-Smith en 2-21.
Y no es que todo fuera bueno con Alex Smith. La cuestión es que con él los Redskins eran un equipo que, a pesar de sus muchos problemas internos, lograba poner una ofensiva decente en el campo, algo que no han logrado con los cinco quarterbacks posteriores. Y eso que también jugó con un equipo lleno de lesiones y con una defensiva regular.
Así que a un año de distancia solamente queda reconocer el valor de Alex Smith para esta franquicia. Desde que él se lesionó este equipo ha quedado evidenciado como un auténtico desastre organizacional a todos los niveles. Un desastre que por alguna razón era menos evidente con Alex Smith como QB.
Ese es, y será, su más grande legado.