Houston Texans, tenemos un problema

El día límite para hacer los cortes y quedar en 53 jugadores terminó siendo un día sumamente agitado para los Houston Texans, que dejaron ir a Jadeveon Clowney y obtuvieron a Laremy Tunsil, Kenny Stills y Carlos Hyde en una serie de movimientos que dejan algo claro: alguien tiene que detener a Bill O’Brien.

Primero que nada: ¿por qué Bill O’Brien?

A principios de junio los Texans tomaron la decisión de despedir a Brian Gaine, gerente general del equipo, al parecer con la intención de firmar a Nick Caserio de los Patriots. El problema es que fueron acusados de contactar de manera ilegal a Caserio, por lo que tuvieron que revertir el curso. Y ante eso tomaron la decisión de no conseguir a otro gerente general y darle las riendas del equipo a Bill O’Brien, el actual head coach.

La decisión fue cuestionable desde el primer momento y sigue siendo cuestionable ahora. Al hacerse el anuncio se hacía obvio que O’Brien tendría un año muy importante para él, ya que no habrá alguien más a quién culpar en caso de que las cosas salgan mal. Y el inicio ha sido extraño, por dejarlo en un punto amable.

Los movimientos de los Houston Texans

Desde que Gaine estaba como gerente general habían tenido problemas para arreglar un contrato a largo plazo con Jadeveon Clowney, jugador al que le aplicaron la designación de jugador franquicia. Esos problemas para arreglar algo hicieron que el equipo considerara la opción de cambiarlo, y en los últimos días eso comenzó a tomar fuerza, al punto de que Clowney visitó a los Dolphins y se entrevistó con Brian Flores, head coach de Miami.

Es más, parecía que los Texans tenían claro el plan: mandar a Clowney a Miami a cambio de Laremy Tunsil, tackl de los Dolphins. La idea era buena porque resolvía una necesidad del equipo y de paso arreglaba el conflicto con Clowney, lo que además ahorraría algo de dinero. Pero había un problema: Clowney no quería jugar en Miami.

El jugador, al no haber firmado la oferta de jugador franquicia, no estaba obligado a ir a dónde lo mandaran los Texans por la sencilla razón de que técnicamente no tenía contrato. Entonces eso le daba una ventaja al jugador: él podía decidir a dónde ir, y él fue claro: Seattle o Philadelphia.

Eso le vino de maravilla a los Seahawks, que arreglaron un cambio con Bill O’Brien. O mejor dicho, se encargaron de robarle a Bill O’Brien. Seattle mandó a los linebackers Barkevious Mingo y Jacob Martin, junto con una selección de tercera ronda por Clowney. Sí, dos jugadores de banca y una selección de tercera ronda por Jadeveon Clowney.

Después hicieron el movimiento de Carlos Hyde, donde enviaron al liniero Martinas Rankins a Kansas City. Nada espectacular pero les da la ayuda que necesitaban tras la lesión de Lamar Miller.

Y luego vino la debacle: el gran cambio.

Como O’Brien quería a Tunsil, porque es bastante claro que era un jugador que estaba buscando, armaron un cambio por él que no incluyera a Clowney. El problema es que mandaron una buena dotación de selecciones a Miami en el proceso.

Los Texans mandaron al CB Johnson Bademosi, al liniero Julien Davenport, una selección de segunda ronda y dos (sí, DOS) selecciones de primera ronda Tunsil, el receptor Kenny Stills y una selección de cuarta ronda.

¿Cuál es la impresión de este día?

En el cambio de Jadeveon Clowney no hay duda: los Houston Texans perdieron. Por mucho. Sí, el tema salarial era complicado, pero acabaron regalando a Clowney. Vamos, si el equipo se hubiera animado a forzar la mano del jugador y llevaban el asunto hasta la temporada regular, Clowney tendría dos opciones: jugar en Houston este año o esperar toda la temporada. En ambos casos el jugador se hubiera ido al acabar la temporada y los Texans hubieran recibido una selección de tercera ronda compensatoria por perderlo en la agencia libre. Entonces la ganancia de haber mandado a Clowney a Seattle fueron Mingo y Martin, dos jugadores que probablemente hubieran sido baja en Seattle el día de hoy.

Con el cambio de Tunsil y Stills hay un poco más de ventaja, porque obtuvieron el tackle que andaban buscando, pero da la impresión de que pagaron mucho, incluso considerando la presencia de Stills, ya que él era otro jugador que probablemente no hubiera sobrevivido los cortes. Entonces mandar tres selecciones altas por un tackle izquierdo y un receptor (que no es una necesidad urgente) es un mal movimiento por el alto costo.

Más aún, los Texans tienen que negociar una extensión de contrato con Tunsil pronto, ya que le quedan dos años en su contrato. Y la ventaja en las negociaciones la tiene el jugador, porque ahora él puede poner el precio, y va a ser alto. Porque los Texans no mandaron dos selecciones de primera ronda por el derecho de usar a Tunsil dos temporadas, ¿verdad?

Y eso nos deja la impresión final del día: Bill O’Brien es un coach bastante regular, pero es un peor gerente general. Y ahora los Houston Texans tendrán que vivir con las decisiones que tomó hoy por un par de años, siga en el equipo o no.

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