O.J. Simpson, héroe y villano en libertad condicional

La NFL ha tenido miles de jugadores a lo largo de su historia. Desde Jim Thorpe hasta Carson Wentz, cientos han pasado a la inmortalidad por su legado en el campo y sólo algunos de ellos han pasado la barrera de la cultura popular para convertirse en nombres reconocidos por todos. Pero solamente O.J. Simpson logró ser una estrella reconocida tanto por sus acciones positivas como por las negativas.

O.J. Simpson es uno de los mejores corredores en la historia. Aquellos que tuvieron la fortuna de verlo durante los años setenta fueron testigos del espectáculo que daba cada domingo: 11 236 yardas, 4.7 yardas por acarreo, 61 anotaciones por tierra, cinco designaciones como jugador All-Pro de 1972 a 1976, MVP en 1973, miembro del equipo de la década de los setenta y miembro del equipo por el 75º aniversario de la NFL son solo algunos de sus logros, además de presumir su trofeo Heisman en 1968 y su campeonato nacional con la USC en 1967.

Luego de conquistar el football colegial , Simpson se volvió el pick “no-brainer” del Draft 1969. Los Bills no lo pensaron dos veces y seleccionaron al corredor californiano con el primer lugar global, en una clase que incluyó a Joe Greene, Roger Wehrli, Ted Hendricks y Charlie Joiner, cinco Hall of Famers.

En retrospectiva, Joe Greene hubiese sido el pick correcto, pues fue la pieza angular de la dinastía de los Steelers en la siguiente década. Pero no podemos culpar a O.J. Simpson quien fue seleccionado por un equipo falto de talento para explotar sus cualidades al máximo.

Como novato Simpson tuvo una temporada decepcionante pues el coach John Rauch era un aprendiz de Al Davis y su juego vertical. Dicha filosofía relegó a Simpson a ser una pieza más del sistema en lugar del centro de los Bills. Las cosas siguieron empeorando en el equipo y fue hasta inicios de 1971 cuando Rauch renuncio y Ralph Wilson decidió contratar a un viejo conocido como Lou Saban, entrenador con el cual los Bills obtuvieron los campeonatos en 1964 y 1965 jugando para la AFL.

Con Lou Saban las cosas cambiaron sustancialmente para Simpson al volverse la pieza angular del equipo y superar por primera vez las mil yardas y terminar campeón corredor de la liga con 1 251 yardas. Aun con la mejora individual de Simpson, los Bills seguían siendo un equipo débil pero realmente se notaba la mano de Saban en Buffalo .

En 1973 llegó el año de oro. Saban esta vez tenía un equipo competitivo que logró un record de 9-5. A pesar de quedar fuera de los playoffs, O.J. Simpson tuvo la que fue en ese momento la mejor temporada para un corredor, cuando impuso 2 003 yardas en 14 juegos incluyendo la mejor actuación en un juego para un corredor con 250 yardas, superando así a lo hecho por Jim Brown diez años antes (1 863 yardas en 14 juegos). Simpson se adjudicó así el trofeo al jugador más valioso de la liga de 1973.

En 1974 el running back no tuvo tan exitosa temporada aunque nuevamente superó las mil yardas y tuvo su único juego de playoffs, que perdió ante los eventuales campeones Steelers en el juego divisional. En 1975 nuevamente Buffalo se perdió los playoffs, pero Simpson tuvo otra espectacular temporada con 1 817 yardas, la tercera mejor temporada en su posición solo detrás de la suya propia de 1973 y la de Jim Brown en 1963. Sin embargo la nota de aquel año fueron sus 23 TD totales, dejando atrás los 21 de Jim Brown en 1965 así como los 22 de Gale Sayers en 1965 y de Chuck Foreman en 1973.

El fin se acercaba para Simpson. Para 1976 nuevamente reinó el caos y tras perder tres de sus primeros cinco juegos el coach Saban dimitió. Los Bills no ganaron otro juego en el resto de la temporada pero Simpson nuevamente puso su nombre en lo más alto, esta vez consiguiendo 1 503 yardas y superando su propio récord de más yardas en un juego con 273, mismo que apenas duraría un año porque Walter Peyton lo rompió por un par de yardas.

En los siguientes tres años la carrera de Simpson se apagó con la lesión sufrida en 1977 que lo limitó a siete juegos en esa campaña. Para 1978 fue enviado San Francisco, donde apenas duró dos años para un total de 1 053 yardas. Fue en 1979 cuando O.J. Simpson decidió colgar los botines, pero su notoriedad fuera del campo apenas comenzaba.

El “efecto Jim Brown” provocó que los jugadores afroamericanos fueran reconocidos por primera vez como superestrellas, Simpson fue el tercer jugador de piel negra en ganar el Heisman y su cercanía con Hollywood lo puso en el cine y la TV. Su carisma y su olfato para los negocios hicieron de Simpson una persona atractiva para los medios de entretenimiento.

Pronto Simpson estaba por todos lados: comerciales, programas nocturnos, series, películas, como presentador del Monday Night Football, productor de televisión… todo mundo conocía a “The Juice”, como era apodado, y fue cuando las cosas se empezaron a distorsionar en su vida. En 1979 la menor de los tres hijos de su matrimonio con Marguerite L. Whitley, Aaren Simpson, murió ahogada en la piscina de la familia a la edad de dos años.

Durante su matrimonio se presume que conoció a Nicole Brown, camarera en un centro nocturno. Tras el divorcio de su primera esposa en 1979, Simpson se casó con Brown en 1985. Este matrimonio le dio dos hijos a la pareja y duró siete años hasta su divorcio en 1992. Y en 1994 inició el “Caso del Siglo”. El 12 de junio Nicole Brown y su entonces pareja, Ron Goldman, fueron brutalmente apuñalados, siendo O.J. Simpson el principal sospechoso.

La policía de California llegó a casa de Simpson y encontró una camioneta Ford Bronco con muestras de sangre, por lo que emitió la orden de arresto para Simpson, quien el día anterior había tomado un vuelo a Chicago. La policía emitió una orden para que el exjugador se entregara a las autoridades, sin embargo llegada la fecha y hora determinadas, éste no apareció. Su abogado Robert Kardashian, (sí, el padre de Kim y sus hermanas celebridades) leyó una carta firmada por Simpson, la cual fue tomada como una nota de suicidio.

El 17 de junio, cuando se cumplía la fecha para entregarse, la camioneta de Simpson fue vista en el condado de Orange, por lo que inició la movilización para su captura. Las patrullas pronto dieron con la Bronco, sin embargo, quien manejaba no era Simpson sino su amigo y también exjugador Al Cowlings. Este advirtió a los policías que no se acercaran, pues Simpson estaba en el asiento trasero provisto de un arma y amenando con suicidarse.

De esta manera inicio la persecución más memorable en la historia de la televisión , pues aunque Cowling realmente no conducía a exceso de velocidad, la movilización fue tal que todas las estaciones de radio cubrieron el evento. Los vecinos de la zona esperaban la camioneta como si del Papa se tratase, incluso el quinto juego de la final de la NBA entre los Knicks y Rockets fue transmitido en un pequeño recuadro mientras se desplegaba la persecución. Se reporta que más de 90 millones de personas siguieron esta transmisión, como si del mismo Super Bowl se tratase.

Finalmente ante la imposibilidad de escapar, Cowlings logró convencer a Simpson de entregarse. Lo hizo en cuanto llegó a su mansión. Simpson fue acusado el 20 de Junio, se declaro inocente y pronto el caso se vio fuertemente afectado por la cobertura mediática, pues salían muchas historias alrededor del caso. El sensacionalismo convirtió este tema ya no sólo en un posible asesinato, sino un asunto racial y de género. El jurado tuvo que ser elegido de manera meticulosa para no favorecer en el fallo hacia la víctima o el acusado.

La defensa argumentó que la policía había plantado evidencia y que todo había sido un ajuste de cuentas por parte de un grupo criminal. La evidencia no favoreció a la víctima y el veredicto fue a favor de Simpson.

El país se paralizó para seguir el caso. Se estima que más de 100 millones de personas vieron por TV el fallo que terminó por liberar a Simpson de la cadena perpetua. No sólo fue una victoria para Simpson sino que también se la apropiaron algunas de las comunidades consideradas de minoría, lo cual hizo del caso Simpson aun más transcendental.

Simpson sin duda se convirtió en villano, pero al mismo tiempo en héroe y un representante de la voz de las minorías. En juicio civil, Simpson fue encontrado culpable del asesinato y ordenado a pagar 33 millones de dólares a la familia Goldman, pareja de su exesposa. Durante la siguiente década, Simpson continuó con problemas legales y en 2007 fue acusado de robo, portación de armas y secuestro tras una disputa con un vendedor de memorabilia. El jugador fue condenado a 30 años de prisión, sin embargo este 20 de julio se le otorgó libertad condicional tras nueve años en prisión.

O.J. Simpson puede ser muchas cosas, pero nunca irrelevante. Culpable o no, es una pregunta que puede quedar en incógnita para siempre, pero lo que no podemos negar es su grandeza en el emparrillado, misma que le llevó a ser elegido al del Salón de la Fama en 1985. Principalmente, se volvió contribuyente, de manera accidental e injusta tal vez, a los derechos de las minorías en Estados Unidos. “The Juice”, “The Heisman”, “The White Bronco” o simplemente O.J. Simpson son los nombres y sobrenombres de una figura social, política y deportiva en la NFL y Estados Unidos.

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